Título: Hojas de Dedalera
Autor: Victoria Álvarez
Editorial: Versátil
Páginas: 520
Fecha de Publicación: 7 noviembre 2011.
“En ocasiones pienso que lo que
reverenciamos en los cementerios cuando acudimos a visitar las tumbas de
nuestros seres queridos no son solamente sus huesos, sino nuestro propio dolor.
Construimos panteones para recordarnos lo mucho que amamos a nuestros padres,
hermanos, amantes y amigos; queremos que el mundo entero lo comprenda, que nos
compadezca por nuestra pérdida, pues lo que nos hace más daño no es pensar en
lo que sucede en el Más Allá… sino en lo que nos espera en esta dimensión. La
parte más importante de nuestra conciencia desaparece con nuestros muertos. Así
que todos estamos un poco muertos, en cierta manera”. (Hojas de dedalera.
Victoria Álvarez).
“«Pero el primer amor no es el que marca
nuestras vidas», se dijo la muchacha, recostando la cabeza sobre su pecho. «Es
el último. Siempre será el último. Para toda la eternidad»”. (Hojas de
dedalera. Victoria Álvarez).
Me gustaría encabezar esta reseña haciéndoos participes
de mi alegría al abrir esta nueva sección dedicada a los autores noveles que
serán, que duda cabe, nuestros grandes escritores del futuro. Precisamente por
eso debemos cuidarlos, ayudarlos e
intentar darles a conocer porque ellos son, sin duda alguna, el futuro
de nuestra literatura. Dicho todo lo cual y agradeciéndoos la gran acogida que
ha tenido esta nueva sesión y ya sin mas preámbulos vamos a adentrarnos en el
análisis minucioso y sistemático de la novela que inaugura esta sección.
“Hojas de dedalera” ha sido el “sorprendente” debut literario de la escritora salmantina
Victoria Álvarez que, dicho sea ya de paso, me ha parecido una novela excelente
como intentaré ir argumentando a lo largo de la reseña. Pero, y como suele ser
habitual, empezaré enmarcando, en pocas palabras, las líneas maestras que
sostendrán, a modo de columnas, la estructura del análisis y comentario de esta
novela. Tengo que reconocer, sin ambages, que me he visto gratamente
sorprendido por el rutilante debut de Victoria Álvarez en el mundo de las
letras. Y además con el mérito adicional de tratarse de una novela
extremadamente compleja, en su estructura narrativa y dramática, que no ha arredrado
a la autora a la hora de abordar esta compleja narración desde un punto de
vista técnico. Más adelante, a lo largo de la reseña, me detendré con detalle
en éste y otros aspectos técnicos de la novela para acercar y ayudar al lector
de este análisis literario a valorar el mérito de este debut literario. Sin
embargo, también tengo que reconocer que adolece, en mi opinión de algunos
errores. Aunque mi intención desde esta sección no es, ni mucho menos, señalar
los errores con espíritu “crítico”, en la peor acepción de la palabra, sino
mostrar la parte en donde se puede mejorar un texto literario. Creo que esta
sección, independientemente por supuesto, de su labor de análisis y crítica
literaria debe tener, además, un sentido y un valor pedagógico. Se trata de
ayudar y, de alguna manera, “formar” a los autores noveles para acercarse a su
objetivo principal, a su gran ilusión: ser escritores, grandes escritores.
Antes de seguir adelante me gustaría comentaros que
me he sentido realmente conmovido tras la lectura de “Hojas de dedalera” de
Victoria Álvarez. Y tengo que confesaros que he llenado, con una letra diminuta
y apretada, más de diez hojas de notas y sugerencias que me ha provocado su
lectura. Sin duda alguna, esto ya de por sí puede dar una idea del poder de
evocación y sugestión que ha ejercido este texto en mí. Como ya es habitual, he
dejado transcurrir una día entero antes de sentarme ante el ordenador para
redactar esta reseña, con el fin, más que justificado, de reposar las emociones
suscitadas por la novela, circunstancias absolutamente incompatibles con un
riguroso análisis crítico que, por definición, deber ser desapasionado,
objetivo y sistemático.
Llegados a este punto creo que lo más conveniente,
con objeto de situar al eventual lector de estas líneas, será pergeñar, muy
someramente, una sinopsis argumental de la novela “Hojas de dedalera”. Para
este fin me parece conveniente bastante adecuada la recensión que ha facilitado
la propia editorial Versátil, ya que muestra una visión muy general de la
novela sin entrar en mucho detalle.
“Londres, 1888. Desde niña Annabel Lovelace se ha
visto obligada a vivir con su tío, guarda del Cementerio de Highgate, donde
descubre su extraña habilidad para comunicarse con los muertos, quizás gracias
a la enfermedad cardiaca que la obliga a vivir entre la vida y la muerte.
Años más tarde, una serie de misteriosas
casualidades la convertirán en la médium más influyente del Imperio Británico.
Sin embargo, su don la llevará a descubrir secretos que deberían haber
permanecido ocultos y que pondrán en jaque a la aristocracia londinense”.
Entiendo que muchos lectores
puedan tener una primera impresión de que “Hojas de dedalera” es una novela que
se pudiera encasillar en el género de novela juvenil de corte romántico, por
así decirlo, del tipo de la famosa saga “Crepúsculo” de la escritora
norteamericana Stephenie Meyer. Sin embargo conforme avanzamos en la lectura de
la novela comprobaremos que es mucho más que eso. “Hojas de dedalera” es un libro, como ya comenté al principio, muy
ambicioso, literariamente hablando, que exhala un reconfortante olor a buena
literatura. “Hojas de dedalera” es una novela bien escrita, sólida desde un punto de vista literario, con una
prosa hermosa, sugerente, llena de imágenes que apelan a nuestros todos
nuestros sentidos, creo que no me equivoco si definiese su prosa como de
“sensual”. Voy a permitirme transcribir un fragmento de la novela en la que
Victoria Álvarez nos muestra uno de los puntos fuertes de su escritura, que es
su capacidad descriptiva haciendo uso de un léxico abundante, eufónico y
preciso
“Las campanas de St. Michael
profirieron cinco alaridos de bronce; Annabel reconocería aquel sonido en
cualquier parte. Coleridge aún seguiría sepultado en su cripta, dedicando sus
himnos póstumos a la cárcel de piedra y de bronce que abrazaba sus restos
mortales. El renegrido colmillo de su torre, con las cejas enarcadas de sus
vanos, seguiría apuntalando las estrellas, aunque Annabel Lovelace no fuera la
misma…”
“Hojas de dedalera” es, en mi
opinión, una novela fundamentalmente gótica, escrita por una autora que
demuestra un gran conocimiento de la literatura en general, y de la inglesa en
particular, que se evidencia al profundizar en el análisis. En esta novela aparecerán
resonancias de grandes autores como Dickens, Austen, las hermanas Brönte, Mary
Shelley, Le Fanu, Bram Stoker.... También me ha interesado mucho la cuidada
ambientación de la novela y su exhaustiva labor de documentación a la hora de
abordar su escritura. Y tengo que destacar esa labor de orfebre, por parte de
la autora, a la hora de cuidar esos pequeños detalles de ambientación que son,
al fin y a la postre, los que consiguen que nos creamos una novela. He dejado
para el final citar que otra de las grandes influencias, al menos esa es mi
opinión, en esta novela es el gran escritor norteamericano Edgar Allan Poe. De
hecho, voy a transcribir la parte final de uno de sus grandes poemas llamado
“Annabel Lee”, que curiosamente tiene el mismo nombre de la protagonista de la
novela y que, de alguna manera, evoca ese ambiente “espectral” que llena la
novela.
Pero nuestro amor era más fuerte
que el amor
de aquellos que eran mayores que nosotros—
de aquellos que eran mayores que nosotros—
de muchos más sabios que
nosotros—
y ni los ángeles in el Paraíso encima
ni los demonios debajo del mar
separarán jamás mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee:—
Porque la luna no luce sin traerme sueños
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar—
en su tumba a orillas del mar.
y ni los ángeles in el Paraíso encima
ni los demonios debajo del mar
separarán jamás mi alma del alma
de la hermosa Annabel Lee:—
Porque la luna no luce sin traerme sueños
de la hermosa Annabel Lee;
ni brilla una estrella sin que vea los ojos brillantes
de la hermosa Annabel Lee;
y así paso la noche acostado al lado
de mi querida, mi querida, mi vida, mi novia,
en su sepulcro junto al mar—
en su tumba a orillas del mar.
En lo que respecta a su
estructura dramática y narrativa, me gustaría precisar que “Hojas de dedalera”
es una novela narrada, desde un punto de vista cronológico, de modo lineal y
está formalmente estructurada en veintiún capítulos y un epílogo. Me gustaría
llamar la atención del lector sobre el delicioso y hermosísimo epílogo de la
novela que cierra la obra en un hermoso “pianissimo” que cierra brillantemente
el libro y tengo que reconocer, que consiguió conmoverme profundamente. Porque
“Hojas de dedalera” es una novela redonda en el que las piezas encajan (en
algunos momentos muy puntuales encajan bastante forzadas, en honor a la verdad,
pero prefiero detenerme en esas “impresiciones” al final de la reseña) y hacen
que el lector termine el libro con un sentimiento de satisfacción y de
plenitud. Como ya he comentado el final es magnífico pero no lo es menos el arranque
de la novela. Ruego al lector que repare en cómo en un solo párrafo Victoria
Álvarez nos sabe “prender” y nos insta a seguir la lectura del libro. Voy a
permitirme transcribir literalmente el comienzo para así poder apreciar este
detalle:
“Annabel no se
había movido en los dos últimos días. Se había quedado tan pálida, y su piel
tan helada, que podría pasar perfectamente por un cadáver, una inquietante
similitud que se veía acentuada por el hecho de que tuviera que pernoctar
dentro de un ataúd.
Pero Annabel no era ningún vampiro, ni una
no-muerta. Llevaba padeciendo del corazón desde que su memoria alcanzaba a
recordar, lo que tampoco era demasiado, puesto que no contaba más que seis
años. Y lo del ataúd no se debía a que estuviera a punto de morir, sino a que
la pequeña vivía en un cementerio.”
En “Hojas de dedalera” la autora utiliza
la figura de un narrador en tercera persona, no omnisciente que, por así
decirlo, se va a contentar con “acompañar” la narración. Toda la novela está
narrada en tiempo pasado algo que, aunque aparentemente no tendría importancia,
si resulta determinante a la hora de enfocar el punto narrativo y el efecto que
esta narración en tiempo pasado provoca en el lector. Insto a que se preste
atención a que el tiempo verbal de la narración resulta fundamental. Si, por
ejemplo, esta misma novela la pasásemos a tiempo presente perdería gran parte
de su valor dramático y artístico.
Si nos detenemos en el análisis de los
personajes la novela resulta particularmente rica, especialmente por su
penetración y profundidad en el tratamiento, por parte de la autora, de éstos.
Sin duda alguna, como no podía ser menos, destaca en esa creación el personaje
de Annabel Lovelace. Ya sólo el estudio detenido del dibujo de este personaje y
su evolución a lo largo de la novela ya daría pie para un estudio que, por sí
sólo, ya llenaría una reseña. Al igual que muchos otros autores Victoria
Álvarez no consigue darle el punto narrativo al personaje de Annabel cuando es
una niña. Da la sensación de que es una adulta (por su manera de pensar, de
razonar y de hablar) “disfrazada”, permítaseme la expresión, de niña. Sin
embargo es algo que les ocurre incluso a grandísimos y reputados autores (por
ejemplo Almudena Grandes en su novela “El lector de Verne” ya reseñado también
en este blog literario). El resto de
los personajes principales no se nos muestran como acartonados y “maniqueos”
porque tiene la virtud de evolucionar a lo largo del libro. Y, francamente, eso
es algo que siempre se agradece...
Un poco más arriba ya destacaba la
ambientación de la novela, de esa recreación tan verista de ese Londres
victoriano a caballo entre los siglos
XIX y XX. Sin intención, ni muchos menos, de destripar la novela (todo lo
contrario porque lo que recomiendo encarecidamente a todos mis lectores, y por
méritos propios, es que la lean porque me lo agradecerán) veremos que en la
novela uno de los personajes principales, aunque no aparece, es el de Jack el
destripador. Este personaje, aún sin aparecer, será uno de los principales
“motores” en el planteamiento y desarrollo de la trama dramática. Además, y por
otra parte, Victoria Álvarez nos introducirá, magistralmente, en el auge que
tuvo en aquella época el espiritismo, y en general todo lo relativo al
ocultismo. La autora nos hablará de la popularidad de las mediums, de los
fraudes que muchas cometían, así como el extremado rigor con el que se
castigaban estos fraudes. Aquí brilla especialmente, sin duda alguna, el
talento narrativo de la autora. Reconozco que he quedado muy gratamente
sorprendido al comprobar el grandísimo talento de esta autora y, por otra
parte, el oficio que demuestra al contar esta historia, en la graduación de la
acción dramática, en la manera con la que juega con el lector llevándole
claramente a su terreno. Sin duda alguna, “Hojas de dedalera” resulta
admirable, teniendo en cuenta, más aún, que se trata de ¡una primera novela!
(realmente sorprendente).
Sin embargo ya comentaba al principio que,
desgraciadamente, la novela tiene algunos “errores”. Tengo que decir, en honor
a la verdad, que la mayoría de estos errores son más achacables a una
“deficiente” edición que a la propia autora. Y es una pena que por una edición
que no esté lo suficientemente cuidada se deslicen algunos de estos “errores”.
De todos modos, como sabrán los seguidores habituales de mi blog es una
“cruzada” particular la que mantengo al respecto, porque incluso en editoriales
importantísimas suelen aparecer con una frecuencia muy superior a la deseable.
Dicho lo cual, es justo reconocer que, para tratarse de una novela de un autor
novel, la edición es bastante correcta, visto lo visto. La labor del editor o
del agente literario es fundamental para un escritor que, como es lógico, a
veces absorto en su creación necesita de una lectura independiente que le ayude
a tomar perspectiva de su obra y le ayude a mejorar, corregir y pulir su
novela. Esa, entre otras, es la labor de un editor (o de un agente literario).
Dicho lo cual voy a poner algunos ejemplos de detalles que, lamentablemente, no
han sido corregidos (hay bastantes citaré sólo algunos y que no
contribuyan a desvelar el fondo de la
novela)
Simplemente
referiré unas pocas para ejemplificar a lo que me refiero. Al principio de la
novela se nos dice que Annabel tiene apenas 6 años y que “nunca había acudido a la escuela, ni había jugado con los
demás niños de su edad… ni recordaba haber jugado a nada, de hecho”. Sin embargo un poco más adelante nos cuenta el narrador que
“La cabeza de Annabel se encontraba tan saturada de información que temía
olvidar los contenidos de sus libros cuando se metía en la cama, por lo que
tomó la costumbre de apuntar las cuestiones más importantes en una libreta que
le dio Heather”. También aparecen múltiples incoherencias en lo relativo a
la incorporeidad que, sin embargo, si permite, “coger un libro entre las
manos” o “tumbarse en la cama” sin atravesar la materia. Por ejemplo me ha llamado también la
atención es uso de algunas palabras que, independientemente de que sean
correctas, que lo son, parece que quedan fuera del campo lingüístico de la
obra. Por así decirlo parece que chirrían por sus connotaciones de uso actual
en la época en la que está ambientada la novela. Digamos que suenan
“anacrónicas”. Por ejemplo: “Lo que te he recetado no es un dulce, sino el
único remedio que puede mantenerte sana. Si me entero de que te escaqueas una
sola vez, una sola...” Aquí, por lo menos en mi opinión, el verbo
“escaquear” me rechina en el contexto de la novela. Yo hubiese reescrito esta
frase de la siguiente manera: “Si me entero que dejas de tomarla una sola
vez, una sola...” Detalles estos
que, en honor a la verdad, no tienen una gran trascendencia en el relato. Sin
embargo, sí hay un punto fundamental, nuclear, en el relato que, en mi opinión no
tiene una coherencia y es la aparición de un personaje “fundamental” en el
relato y que no resulta creíble no haber tenido alguna noticia de él con
anterioridad ( y no puedo contar mucho más para no “destripar” la novela, pero
estoy seguro que los lectores que ya la hayan leído sabrán perfectamente a qué
me refiero).
Como ya comenté
al principio de la reseña, no es mi intención en esta sección del blog hacer
“crítica”, en el peor sentido de la palabra, sino hacer pedagogía y ayudar a
los autores noveles y, por supuesto, a los lectores de estas reseñas a apreciar
todos estos detalles.
No puedo evitar
al contemplar mi cuaderno de apuntes y ver todas las notas que aún se acumulan,
y que van a quedar inéditos, sentirme abatido y entristecido porque “Hojas de
dedalera” es una magnífica novela que merecería una amplia y mucho más completa
reseña. Por desgracia si me alargarse mucho más sería claramente incompatible
con la razón de ser una reseña literaria. Lo que sí quiero apuntar, a modo de
resumen, es que me he sentido muy agradablemente sorprendido por este debut
literario de la escritora salmantina “Hojas de dedalera”. Novela escrita con
madurez, aunque resulte paradójico en una primera novela, con oficio y sobre
todo, con talento. Tomad nota de esta escritora porque, con toda seguridad,
dará mucho que hablar en el futuro. Su manera de escribir, su ambientación, su
temática “gótica” me ha recordado mucho a una gran escritora actual, la
australiana Kate Morton, de la que he reseñado en estos blog dos de sus
novelas: “ El jardín olvidado” y “Las horas distantes”. Kate
Morton es una auténtica superventas en todo el mundo, me gustaría recomendar
especialmente a los seguidores de esta autora que lean “Hojas de dedalera” de
Victoria Álvarez y me comentasen su opinión. Me encantaría que los que hayáis
leído ambas nos enriquecieseis a todos nosotros dejando un comentario con
vuestra opinión.
Antes de
cuantificar numéricamente mi opinión general sobre la novela “Hojas de
Dedalera” me gustaría dejar sentado que la puntuación que voy a otorgar a los
autores noveles, no es equiparable con las puntuaciones que otorgo a las
novelas del blog literario “Las bizarrías de Belisa”. Precisamente esa fue una
de las razones por las que puse en marcha esta sección de Autores Noveles, para
no cometer el agravio comparativo de juzgar, bajo unos mismo criterios, a un
autor novel y a grandes escritores como Murakami, Auster, Marías, Almudena
Grandes, Pérez Reverte, etc, etc.
Dicho todo lo
cual, y bajo las premisas ya referidas en el párrafo anterior, y siendo lo más
fiel posible a mi conciencia y a modo de entender el arte literario y teniendo
en cuenta todo lo ya referido a lo largo de esta reseña, creo que la puntuación
que más ajustada a los méritos de la novela “Hojas de dedalera” de la escritora
salmantina Victoria Álvarez sería de un 9/10.
© Luis Alberto Cao
(Os dejo para ilustrar la novela el booktrailer de la novela y la presentación de la autora de su segunda novela publicada recientemente)
primero decirte que como siempre una critica excelente, objetiva y clara. Tenía muchas ganas de que subieras esta reseña y me alegra que lo hayas hecho tan pronto. Me gustaría hacerte una pregunta y es saber si en la novela se hace mucho incapie en los temas espiritistas, de ocultismos, etc. un saludo y muy buena crítica.
ResponderEliminarMuchas gracias amigo mío por tus amables palabras. Y gracias por el seguimiento que siempre realizas de todas mis publicaciones. La novela trata de una medium pero, al menos esa es mi opinión, están muy bien equilibrados los ingredientes del relato: amor, pasión, espiritismo, trama policial. En definitiva una novela interesante y muy recomendable. Un abrazo amigo mío.
ResponderEliminarPor cierto había olvidado comentar que en los próximos días se va a publicar una entrevista que Victoria Álvarez ha tenido la amabilidad de concederme que, sin duda, va a resultar muy interesante. Esta entrevista, a su vez, inaugurará la nueva sección del blog que se dedicará a entrevistar en profundidad a los autores. Un abrazo
ResponderEliminarUna crítica muy completa e interesante, ha despertado mi interés por la novela, aunque no sea un género que me guste especialmente. Mi enhorabuena a Violeta, que a pesar de su juventud ya ha conseguido publicar dos novelas y, por lo que nos cuentas, con gran acierto.
ResponderEliminarQuiero darte también la enhorabuena por esta nueva sección y mostrarte mi agradecimiento por mostrar obras de autores noveles, como es mi caso.
Como ya te he dicho, contigo mi lista crece y crece, voy a leerlo sin duda además es una escritora salmantina, y como salmantina que soy la voy a apoyar, por que con tu reseña no queda más remedio que leerla, ya lo tengo preparado en mi biblioteca y será mi siguiente lectura.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho la historia y la trama del libro, aunque hay algunas cosas en que coincido contigo Alberto que no me resultan creíbles,en parte porque yo no creo en fenómenos sobrenaturales como los que narra en la novela, pero se me ha hecho muy amena. El prólogo es sublime.
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